Parte 1.
Los vikingos no conocían la notación musical, por lo tanto su
música sobrevivía en la memoria, pasando así de generación en generación.
Gracias a los descubrimientos arqueológicos, se sabe que utilizaban
instrumentos sencillos de viento y liras. Y gracias a las sagas y crónicas de
la época, se sabe que cantaban al amor, al desamor, a la guerra y a los Dioses.
Incluso cantaban nanas a sus retoños. Al
ser un pueblo explorador y viajero, se cree que su música también se ha
inspirado algo en estilos foráneos como el
celta, el español, el árabe y el ruso,
aunque poco se sabe de qué forma sonaba.
Según el viajante árabe, Ibrahim Ibn
Ahmed at-Tartuschi, que estuvo por
tierras vikingas allá por el 900, describió su música como un lamento de fieras y que era demasiada estruendosa para sus
refinados gustos. El emperador romano, Julián
Apostata, decía que sonaba como una desafinada
y ruidosa tormenta.
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Enlace imagen: wardruna you tube.com |
Poco después de la era vikinga se empieza a conocer la
notación musical y la primera partitura nórdica aparece: Drømte mig en drøm i
nat. (Tuve un sueño esta noche). Una preciosa canción de amor:
La tradicional música
popular noruega – folkemusikk – todavía conserva algo de sus raíces vikingas. Con los siglos se hace más melodiosa y más
armónica y menos tormentosa y ruidosa. Está muy ligada a la cultura rural –
bondekulturen. Muchas veces, en su forma vocal, hay reminiscencias de cómo la
gente llamaba a sus vacas, ovejas y demás animales domésticos.
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Flauta de sauce. Christian Skredsvig Enlace imagen: no.wikipedia.org |
Entra en escena nuevos instrumentos como la
seljefløyte (flauta de sauce), el langleik (cítara de pedal) y la enloquecida y
estridente haringfele, todo un símbolo, que es una versión noruega del violín.
Hardingfela es un violín de temperamento tremendo que parece tener vida propia.
Aparte de tener cuatro cuerdas, tiene cuatro
o cinco ‘subcuerdas’ llamadas cuerdas
de resonancia, que por cierto, bailan solas. El instrumento suena como si
estuviera poseído. Además es muy vistoso, ya que el cuerpo está decorado y el
mástil tiene incrustaciones nacaradas.
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Haringfela en todo su esplendor. Enlace imagen: snl.no |
Mientras el langleik, de sonido zumbón, y que en principio se extendió por todo el país,
ha perdido mucho fuelle. Hoy en día sólo se toca en el Valle de Valdres.
Tengo que reconocer que en este vídeo, el endemoniado instrumento no suena tan mal. Fabienne Pratali interpretando Solveigs sang de Edvard Gireg:
A pesar de las notas estridentes de haringfela, la música
tradicional noruega siempre me ha parecido un poco tristona, de baja intensidad, aunque emotiva y muy melancólica, pero sin grandes momentos
culminantes y gloriosos.
Así son las danzas que la acompañan también. Y hay tantas como valles. Sosos como las
sardanas y carentes de pasión y frenesí. Muy acorde con el lynne (carácter) noruego.
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Un baile llamado "slått" de Setesdal. Mona Ida Håvorstad Enlace imagen monalisa.no |
Aunque hay uno que destaca un poco y es el “halling.” Es
originario de Hallingdal (Buskerud fylke, Østlandet). Se ve una señora - en
bunad, cómo no - subida en una silla.
Sostiene un palo largo en horizontal por
encima de la cabeza y al final del palo cuelga un sombrero. Suena en
halling interpretado por la eterna haringfela y el señor, que también luce sus mejores galas de bunad, y con los brazos
en cruz sobre el pecho, va dando vueltas
sobre su propio eje y en círculo delante de la señora, haciéndose el gallito, porque está de cortejo, y no para de girar y hacer cabriolas. La culminación llega
cuando calcula la distancia y hace una chilena para ver si puede alcanzar el sombrero con el pie, que
está a unos cuatro metros de altura.
Aquí tenemos al maestro Hallgrim Hansegård en acción. Toda una referencia en halling:
A partir del siglo XIX llegan influencias de la música y los
bailes de otros países como Alemania, Polonia y Chequia entre otros, en forma de vals, polca y mazurca
y el acordeón se hace muy popular. Esta mezcla pachanguera lo llaman gammeldans.
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Una conocida banda de gammeldans: Bjørns Orkester. Enlace imagen: mr.kulturnett.no |
Cabe una especial mención al joik, la expresión musical de los sami (lapones). Ancestral y única y muchas veces
improvisada. El verbo å joike es un verbo
transitivo y por lo tanto se joikea una
persona, un lugar o un animal directamente, y no sobre el sujeto. Es como hacerle los honores a alguien o algo, para
entendernos. El joik es muy espiritual, no necesariamente tiene que tener una
letra, simplemente basta con sonidos. A
veces ni siquiera tiene fin. Calma los renos y ahuyenta las fieras y los malos espíritus.
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Enlace imagen: arildronsen.no |
Aunque Mattis Hætta cantó por joik en Eurovisión en el 80, no fue hasta los años 90 que la prohibición
de cantar joik en la escuela desapareció por completo. Todavía hay parroquias que consideran el joik
una expresión musical pecaminosa y prohíbe
a sus feligreses lapones joikear a Dios. Y en algunas localidades hay que pedir
permiso especial a la policía para arrancar por joik en público.
Un ejemplo de joik. No es eterno. Sólo dura diez minutos:
¡ Hasta la próxima !