domingo, 7 de febrero de 2016

La fiesta más sosa





Hoy, 7 de febrero, es fastelavn o fastelaven en Noruega. De hecho, fastelaven dura tres días;  hoy domingo, mañana, blåmandag  (lunes azul, que nada tiene que ver con el concepto Blue Monday.) El lunes en cuestión es azul porque en tiempos medievales se vestía el altar con un paño de color azul, siendo el color litúrgico de turno el violeta, pero resultaba demasiado caro. Después viene el fetetirsdag (martes graso.) El miércoles ceniza – askeonsdag -  empieza la cuaresma – fasten, y las costumbres alimenticias - matvaner - varían poco o nada.  Fasten tiene pocos adeptos hoy en día. 

Saltkjøtt og kålrotstappe.
(Carne salada (hervida) y puré de colinabo)
Plato típico de Trøndelag para consumir en fetetirsdag.
Enlace imagen:danielsbistro.wordpress.com 


Fastelaven es una festividad tan sosa que a veces pasa desapercibida. Está totalmente falta del desenfreno y descontrol que tanto le caracteriza en otras latitudes. El crudo invierno tampoco inspira demasiado a desfilar por las resbaladizas calles, ligerito de ropa y al son de la música. Aunque alguna fiesta carnavalesca se organiza en barnehager (guarderías) y escuelas, más que nada para saciar la inagotable devoción que tienen los peques, y los no tan peques, por disfrazarse.   


Ilustración del 'Kunstnerkarnevalet' (Carnaval de los artistas) del 1863,
celebrado en Frimurerlogen (La Logia masónica).
Enlace imagen: historier.no

En el siglo XIX y hasta los años 30, se organizaba karneval o maskerader, en las grandes salas de baile de Oslo,  pero la Gran Depresión  - de harde trettiåra, mermó notablemente las ganas de juerga.  Luego se ha intentado organizar pseudo-carnavales en mayo-junio, pero sin demasiada suerte. No por falta de interés, sino por las desmesuradas borracheras y escandaleras de los participantes.



Fastelavnsris, también llamado fruktbarhetsris (manojo de la ferilidad).
Un ramillete de origen pagano. Creían que azotando los animales
doméstico y a las mujeres poco fértiles, iban a dar frutos...
Enlace imagen: jantzen.no

Lo que más destaca estos días previos a la cuaresma, aparte de la comida rica en grasa, tipo saltkjøtt og kålrotstappe,  es fastelavnsriset; un ramillete de ramitas  de  de abedul, decorado con plumas de colores. Los más populares las hacen, desde hace 70 años, la NKS (Norske Kvinners Sanitetsforening), una ONG, dedicada desde 1896, a mejorar las condiciones sanitarias y sociales de las mujeres.

La guinda, la ponen finalmente unos riquísimos bollos de harina de trigo, rellenos de crema o nata. Algunos llevan incluso mermelada. Espolvoreados siempre con melis (azúcar glas.)
Para chuparse los dedos.


Fastelavnsboller.
Enlace imagen: plusstid.no






domingo, 24 de enero de 2016

Noruega le pone música.






Parte 1.


Los vikingos no conocían la notación musical, por lo tanto su música sobrevivía en la memoria, pasando así de generación en generación. Gracias a los descubrimientos arqueológicos, se sabe que utilizaban instrumentos sencillos de viento y liras. Y gracias a las sagas y crónicas de la época, se sabe que cantaban al amor, al desamor, a la guerra y a los Dioses. Incluso cantaban nanas a sus retoños.  Al ser un pueblo explorador y viajero, se cree que su música también se ha inspirado algo en  estilos foráneos como el celta, el español,  el árabe y el ruso, aunque poco se sabe de qué forma sonaba. Según el viajante árabe, Ibrahim Ibn Ahmed at-Tartuschi,  que estuvo por tierras vikingas allá por el 900, describió su  música  como un  lamento de fieras  y que era demasiada estruendosa para sus refinados gustos. El emperador romano,  Julián Apostata, decía que sonaba como una desafinada y ruidosa tormenta.



Enlace imagen: wardruna you tube.com


 Igual sonaba más o menos así:





Poco después de la era vikinga se empieza a conocer la notación musical y la primera partitura nórdica aparece: Drømte mig en drøm i nat. (Tuve un sueño esta noche). Una preciosa canción de amor:





La  tradicional música popular noruega – folkemusikk – todavía conserva algo de sus raíces vikingas.  Con los siglos se hace más melodiosa y más armónica y menos tormentosa y ruidosa. Está muy ligada a la cultura rural – bondekulturen. Muchas veces, en su forma vocal, hay reminiscencias de cómo la gente llamaba a sus vacas, ovejas y demás animales domésticos.  



Flauta de sauce. Christian Skredsvig
Enlace imagen: no.wikipedia.org


Entra en escena nuevos instrumentos como la seljefløyte (flauta de sauce), el langleik (cítara de pedal) y la enloquecida y estridente haringfele, todo un símbolo, que es una versión noruega del violín. Hardingfela es un violín de temperamento tremendo que parece tener vida propia.  Aparte de tener cuatro cuerdas, tiene cuatro o cinco ‘subcuerdas’ llamadas cuerdas de resonancia, que por cierto, bailan solas. El instrumento suena como si estuviera poseído. Además es muy vistoso, ya que el cuerpo está decorado y el mástil tiene incrustaciones nacaradas.




Haringfela en todo su esplendor.
Enlace imagen: snl.no



Mientras el langleik, de sonido zumbón,  y que en principio se extendió por todo el país, ha perdido mucho fuelle. Hoy en día sólo se toca en el Valle de Valdres.

Tengo que reconocer que en este vídeo, el endemoniado instrumento no suena tan mal. Fabienne Pratali interpretando Solveigs sang de Edvard Gireg:




A pesar de las notas estridentes de haringfela, la música tradicional noruega siempre me ha parecido un poco tristona, de baja intensidad, aunque emotiva y muy melancólica, pero sin grandes momentos culminantes  y gloriosos.


Así son las danzas que la acompañan también.  Y hay tantas como valles. Sosos como las sardanas y carentes de pasión y frenesí.  Muy acorde con el lynne (carácter) noruego.

Un baile llamado "slått" de Setesdal. Mona Ida Håvorstad 
Enlace imagen monalisa.no


Aunque hay uno que destaca un poco y es el “halling.” Es originario de Hallingdal (Buskerud fylke, Østlandet). Se ve una señora - en bunad, cómo no - subida en una silla. Sostiene un palo largo en horizontal  por encima de la cabeza y al final del palo cuelga un sombrero. Suena en halling interpretado por la eterna haringfela y el señor, que también luce sus mejores galas de bunad, y con los brazos en cruz sobre el pecho,  va dando vueltas sobre su propio eje y en círculo delante de la señora, haciéndose el gallito, porque está de cortejo, y no para de girar y hacer cabriolas. La culminación llega cuando calcula la distancia y hace una chilena para ver si puede alcanzar el sombrero con el pie, que está a unos cuatro metros de altura.

Aquí tenemos al maestro Hallgrim Hansegård en acción. Toda una referencia en halling:




A partir del siglo XIX llegan influencias de la música y los bailes de otros países como Alemania, Polonia y  Chequia  entre otros, en forma de vals, polca y mazurca y el acordeón se hace muy popular. Esta mezcla pachanguera lo llaman gammeldans.



Una conocida banda de gammeldansBjørns Orkester.
Enlace imagen: mr.kulturnett.no


Cabe una especial mención al joik, la expresión musical de los sami (lapones). Ancestral y única y muchas veces improvisada.  El verbo å joike es un verbo transitivo  y por lo tanto se joikea una persona, un lugar o un animal directamente, y no sobre el sujeto. Es como hacerle los honores a alguien o algo, para entendernos. El joik es muy espiritual, no necesariamente tiene que tener una letra, simplemente basta con sonidos. A veces ni siquiera tiene fin. Calma los renos y ahuyenta las fieras y los malos espíritus.


Enlace imagen: arildronsen.no



Aunque Mattis Hætta  cantó por joik en Eurovisión en el 80,  no fue hasta los años 90 que la prohibición de cantar joik en la escuela desapareció por completo. Todavía hay parroquias que consideran el joik una expresión musical pecaminosa y prohíbe a sus feligreses lapones joikear a Dios. Y en algunas localidades hay que pedir permiso especial a la policía para arrancar por joik en público.


Un ejemplo de joik. No es eterno. Sólo dura diez minutos:








¡ Hasta la próxima !